El equipo de limpieza de Los Llanos de Aridane, del Ayuntamiento de Llanos, afronta una tarea ardua con solo cepillos, palas y mascarillas.
“Esto es muy duro. No es un trabajo de limpieza normal, en el que vas cambiando un poco de posición. Es todo el rato el mismo movimiento con el cepillo y se te agarrotan los músculos. Y la ceniza pesa más que la basura”, añade Milagros Armas, de 44 años. A su lado, Rodríguez se seca la frente con la mano. Lleva una mascarilla FPP2. Cuando se la baja ligeramente se descubre una línea negra en su cara, como si estuviera dibujada a lápiz. Junto a ellas hay otras cinco mujeres armadas con cepillos, operarias de limpieza que despejan la entrada de un colegio. Todas llevan gafas o pantallas protectoras. “Haces lo posible por no rascarte los ojos, pero no se puede evitar. Tienes que echarte colirio cada dos por tres”, asegura Armas.
El equipo de limpieza de Los Llanos es el escudo contra la ceniza volcánica, que sepulta caminos y pequeñas edificaciones en las zonas evacuadas a las que no ha llegado la lava. El concejal de Servicios Municipales de Los Llanos, José María Rivera, dice que : “Cada vez está peor. Todo lo que podemos es ir dándole y dándole”, explica preocupado por la coincidencia de la lluvia de ceniza y la pandemia. “Para desinfectar superficies por la covid los trabajadores tienen que usar agua, pero no se puede mezclar con la ceniza. Es muy complicado”, añade. Cuando los residuos del volcán se humedecen pesan más; se convierten en una especie de cemento muy difícil de mover, explica Miguel Ángel Morcuende, director técnico del Plan de Emergencias Vulcanológicas de Canarias (Pevolca). Donde más preocupa la presencia de esa masa es en las canalizaciones de agua, por el peligro de que “tupen”, y en los tejados, que pueden derrumbarse.
La montaña de fuego expulsa una columna de gases y partículas en suspensión que alcanza entre 3.000 y 5.000 metros de altura. Las cenizas al vuelo aterrizan principalmente en el oeste de la isla, donde está el volcán y municipios como Los Llanos. Según el último cálculo de Copernicus (el sistema de observación de la Tierra de la Unión Europea), hay 6.800 hectáreas cubiertas de ceniza, en torno a un 10% de La Palma. No todos los días cae la misma cantidad de polvo volcánico: hay momentos en los que apenas llueve ceniza y otros en los que no se puede mirar al cielo.
Fuente: El país