Nuestros hábitos del día a día han cambiado totalmente. Desde marzo del año 2020 se ha incorporado un nuevo cuidado de higiene sanitaria y hábitos sociales. Claro ejemplo es el uso obligatorio de las mascarillas, la desinfección de todo nuestro entorno y la distancia social para la prevención del COVID-19.

Hace más de veinte años existía una mayor constancia de desinfección y limpieza. Con el COVID-19 hemos vuelto a esa constancia. Además, se ha añadido valor al trabajo del personal de limpieza.

La limpieza se ha convertido en un bien esencial para todo el mundo. Los trabajadores de este sector se han convertido en verdaderos “héroes” de esta pandemia contra el COVID-19. Este trabajo ha obtenido un grado superior de profesionalización debido a la necesidad de protocolos más específicos y una constancia más elevada.