El alcalde, que dice “no conformarse” y promete hacer “los esfuerzos necesarios para que la ciudad esté limpia”, presenta 60 nuevas bicimotos eléctricas y 800 carritos

 

“¿Madrid está más limpia? Sí ¿Madrid está en mejores condiciones? Sí. Pero eso no quiere decir que caigamos en la autocomplacencia. Haremos los esfuerzos necesarios para que la ciudad esté limpia”, se ha respondido a sí mismo el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en un acto celebrado este viernes para presentar el balance sobre la gestión de la limpieza de la ciudad. A pesar de las quejas de los vecinos de varios distritos de la capital, como el de Centro, por la acumulación de basura alrededor de los contenedores —que algunos ya han bautizado como “auténticos vertederos”— para Almeida la limpieza no es un problema para los madrileños. No hay autocrítica, sino datos: “El gasto cada año es de 700 millones de euros. Esto supone un incremento del 45% en limpieza y del 52% en gestión de residuos”.

Dos camiones de limpieza custodian esta mañana la glorieta de Marqués de Vadillo, en el distrito de Carabanchel. Son los de toda la vida, los tuneados con cuadrados verdes y blancos y de cuyos laterales cuelgan palas y escobas. Pero la maquinaria se moderniza en el histórico puente de Toledo, donde el alcalde ha desgranado las cifras de la gestión municipal de la limpieza. Y ha aprovechado para presentar los nuevos vehículos eléctricos. “Son más de 60 bicimotos y 800 carritos para limpiar las más de 90.000 calles de Madrid, por lo que se incrementan los precios de la maquinaria”, ha explicado el alcalde. Estos forman parte de los contratos que entraron en vigor el pasado 1 de noviembre y que durarán seis años, un plan con 411 barrenderos menos y 116 vehículos más que en 2013, y con un presupuesto de 1.636 millones de euros, que supone el 32% de las cuentas municipales.

 

A las diez de la mañana, una decena de operarios de limpieza se reunía en el viaducto que cruza el parque de Madrid Río. Los nuevos vehículos para la recogida de basura, expuestos en el paseo, son automóviles con cabinas de cristal negro y una rejilla posterior, bicimotos y carros con contenedores circulares. Todos son eléctricos, para evitar emisiones contaminantes. El armamento ya está operativo en algunas zonas de la ciudad, como Chamartín, Arganzuela y Salamanca, según explican los operarios. “La idea es que todos los vehículos de limpieza viaria terminen siendo eléctricos”, añade una portavoz del Área de Medioambiente.

“¿Esta motito es tuya?”, pregunta una de las organizadoras. El operario la mueve para colocarla en fila. Pisa el acelerador y se enciende la baliza naranja, que empieza a sonar: “Pi, pi, pi”. El vehículo cuenta con una batería que aguanta tres jornadas y un freno de pie manual. “Es muy útil para subir cuestas en trayectos muy largos”, explica Javier Juárez, mando intermedio de la empresa del segundo lote, Valoriza Ingesan. También son útiles para llegar más rápido a las incidencias en zonas específicas. “¡Si le das al acelerador, esto corre, eh!”, añade el encargado de la máquina, Ismael García, de 53 años. Y lo demuestra pulsando la penúltima marcha —de las cinco que tiene— en la pantalla del vehículo mientras sigue al carrito.

 

“Todo lo eléctrico te sale disparado…. No está mal. Está divertido”, dice Almeida, chistoso, ante el cuadro desde el que se maneja el manillar. Todo son preguntas: “¿Va por marchas? ¿Y el freno?”. Después de probar una a una las nuevas máquinas, el alcalde ha destacado su plan de renovar 100.000 papeleras y la puesta en marcha de un equipo específico para limpiar grafitis de la ciudad. “Subiremos las multas, de 600 a 3.000 euros. Consideramos que son una actividad incompatible con la integridad y la convivencia. No tiene nada que ver con una expresión artística, sino con el vandalismo”, asegura. Este plan antigrafitis estará enmarcado en el nuevo Servicio de Limpieza Urgente (Selur) del Consistorio, que contará con un presupuesto de 185 millones de euros. Así lo ha explicado el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante: “En cada uno de los distritos se hará un repaso periódico de las fachadas que ya se han limpiado o que sean susceptibles a tener grafitis”.

 

Artículo de El País