Midas Clean crea comprimidos efervescentes cada uno de los cuales equivale a un litro de producto convencional de limpieza
La gama de comprimidos, con la marca Baula, aporta ahorros de hasta el 90% en embalaje, transporte y almacenamiento
En la era del 2, 3 y 4.0, las máquinas han revolucionado la forma en que lavamos. No contentos con tener lavadoras, secadoras y lavavajillas, éstos son cada vez más eficaces e inteligentes. Sin embargo, no son norma predominante. E, incluso en los hogares en que sí lo son, ésta y toda limpieza de la casa suele depender del detergente. O de los muchos detergentes. Resulta, para más inri, que el sector de la limpieza profesional se caracteriza por una frecuencia media de 27 accidentes por cada 1000 horas, que la duración de las bajas laborales es de 30 días y que el 30% de las mismas son por culpa directa del peso del producto, según un estudio de AC-Mutual. Ante este contexto, no es raro que haya nacido una start up cuyo objetivo es reducir el coste -en términos generales- del producto, su nociva aportación al medioambiente y el espacio que ocupa en casa, así como el problema que supone para los expertos en limpieza. La manifestación física de todo esto es Baula, una pastilla efervescente que pretende sustituir a los productos de limpieza como hoy los conocemos.
«Todos estos años en el mercado lo que he visto es que todo el producto tradicional lo que hace es diluir la materia», expone el CEO de Midas-Clean, lastart up que lanza el producto, Jordi Caparrós. «Por ejemplo, algo que lleva un 10% de lauril éter -detergente y surfactante que se halla en numerosos productos del sector-, pero lauril éter al 27%. Es decir, que no se pone puro». Se refiere, Caparrós, a que el producto de limpieza se consigue diluyendo una materia especifica hasta rebajar su potencial. Todo para que llegue a casa preparado para usar.
Se cuestionaron, en este punto, el por qué de diluir materias que en un 80/90% son sólidas. Y, seguidamente, que tenían que buscar algo que cogieran de la cantera y que se llevara de forma directa al consumidor final. Y así ahorrar transporte, CO2, plástico… El resultado fue la creación de una pastilla pequeña hecha de materia activa que se disuelve en agua para funcionar como el producto de limpieza tradicional y que equivale a un litro de producto convencional. «No transportas aguas o plásticos, no causas plásticos, te ahorras el coste de cargarlo de aquí para allá…», resume Jordi Caparrós. En definitiva, toda una serie de aspectos que afectan al coste directo del producto.
Más allá de eso, lo presentan como un producto 100% ecológico. «Todos sus productos son hidrosolubres y biodegradables al 100% y cumplen con los más exigentes estándares de calidad medioambiental», explican desde la compañía, «además de la reducción en las emisiones de CO2 de un 85% en el transporte y más del 90% en fabricación de plásticos y envases».
Por el momento, Baula se dirigirá al sector profesional e industrial «por estar la gente más mentalizada con este tipo de procesos y cambios, que en el mercado doméstico», explica Caparrós.
«Ya tenemos las pruebas y hemos quedado con cadenas hoteleras y empresas de limpieza, a las cuales regalaremos el producto con la intención de tenerfeedback y saber si hay que mejorar», prosigue. Lo que ya anuncian es que la primera gama está integrada por cuatro productos first-in-class -Baula para baños, suelos, un multiusos y un desengrasador- que se han desarrolladomediante una tecnología de procesos químicos y físicos «muy innovadores» y un «know-how adquirido después de mucha experiencia en i+D+i aplicada al diseño de modelos de producción sostenibles y ecoproductos para el sector de la limpieza y cuidado del hogar».
«Baula representa una auténtica revolución en el sector, ya que inicia lo que nosotros llamamos era 3.0: eso quiere decir que ofrece los mejores niveles de eficacia del mercado usando las últimas innovaciones tecnológicas en hidrofilización y con un enfoque plenamente sostenible», concluye el CEO de Midas-Clean. El mensaje es que «la bandera de la calidad puede ir con la de la ecología», termina Caparrós. «No se pelean».